Todos los caminos conducen a lo mismo

Me cuesta sentarme a escribir a veces. Olvidemos el hecho de que no siempre la inspiración me acompaña o el hecho de que no se sobre qué escribir (las dos son lo mismo, casi). Hablemos de que algo que me asusta, es de la capacidad que tiene mi cuerpo para sentirse bien y mal de un día para otro. Convengamos que escribí cosas muy profundas. De hecho, hoy me reía con mis amigas porque les tuve que explicar por qué había mencionado algo sobre el suicidio (en realidad, el por qué es lo que causaba gracia). Y después de eso, le expliqué a una amiga que a veces leía las cosas que escribía y no podía creer haberme sentido así en algún momento de mi vida. Es decir, ayer estuve bien. Y eso es lo que me da miedo a veces. Si un día se sientan a leer todas las entradas del blog, se van a dar cuenta de que un día puedo sentirme feliz, y al otro día puedo sentirme profundamente triste. Me da miedo eso. Me da miedo de que cada vez sea peor. Me da miedo que la gente lo confunda, porque el otro día estaba recordando una vez en la que uno de mis amigos se había enojado conmigo y me dijo que yo no era cambiante, sino que tenía dos caras. Y me quedé pensando en eso, y realmente no quiero que la gente piense que tengo dos caras porque no las tengo. Porque soy así. Tengo miedo de que la gente que me importa lo confunda, porque realmente me importa lo que piensan de mi. No voy a ser hipócrita. Fuera de la gente importante para mi, me importa tanto lo que el resto del mundo pueda pensar de mi persona que me supera a mi misma. Me supera tanto que me vuelvo loca, me encierro y no dejo de pensar en lo que dicen, y no dejo de escuchar las risas en mi cabeza. Me supera tanto... que me angustio, y lloro, y todo se vuelve oscuro. Me supera tanto, que me olvido de que cuando deje de pensar en todo lo malo, voy a estar bien y voy a poder ser feliz. Me supera tanto, que no me doy cuenta de que me estoy enfermando por cosas que yo misma creo, porque, al fin y al cabo... ¿Estarán riéndose de mi... o están riéndose de otra?. Y me supera tanto, porque si veo todo de afuera, no estoy bien. Esto no me hace bien, y aunque ahora este tranquila sabiendo que nadie se ríe de mi, quizá mañana lo hagan. Esas cosas me encierran tanto, que termino estallando... como si inflaras un globo que está dentro de una caja muy chiquita. O la caja sale volando y el globo se pierde en la nada... o el globo explota. O exploto, o quedo en el aire... expuesta a cualquier pinchazo que me haga explotar otra vez.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿por qué siempre escuchas las cosas malas y nunca escuchas las cosas buenas?

manual de instrucciones para rendir un final

la paz nunca fue una opción