Nada fue suficiente

Esa mañana se levantó más temprano de lo habitual. Les podría dar una idea de cuanto fue, diciéndoles que tuvo el tiempo suficiente como para cambiar de peinado más de una vez. Se miró al espejo, se maquilló y sonrió. Sonrió como si tuviera la confianza o la seguridad suficiente. Partió hacia el colegio con una sonría en la cara pero cuando llegó, la sonrisa se le borró.

Recuerdo que esa mañana, ella había tenido una clase muy hasta que se dio vuelta y notó algo extraño: 2 personas mirándola, y una sacándole una foto. Cuando ella se dio vuelta, quien sostenía el celular en sus manos trató de disimular lo que estaba haciendo pero era un muy mal actor. Lo peor de todo esto, era que esa situación no le extrañaba a ella, porque era normal que la gente se riese a sus espaldas. Eso, a ella, la destrozaba. La desarmaba tanto como para llegar al punto de deshacer también su seguridad. La destrozaba al punto de darse vuelta y tratar de ocultar la lágrima que se derramaba por su rostro...

Cuando salió del colegio trató de olvidarse de lo sucedido pero no pudo. Entonces decidió ir a la librería, ya que se encuentra cerca, además de ser su lugar en el mundo. Cuando llegó, se encontró con una de sus amigas y le contó lo sucedido. Estuvieron sobre el sector de series durante un buen rato y tomaron la decisión de irse. Cada una se fue por su lado, pero ella salió con esa angustia en el pecho. Esta vez, ni la librería, ni la amiga, ni las series habían sido suficiente. Llegó a su casa muy triste pero trató de sonreír ante su familia. Cuando finalmente tuvo la casa para ella sola estalló en llanto de una forma desgarradora. Horrible. A los gritos e insultando a quien quiera que se le pasare por la mente. Trataba de parar pero no podía. Entonces decidió recostarse sobre su cama... tratar de respirar... cerrar sus ojos... y tratar de dormir. Dormir para aliviar penas.Dormir para callar gritos. Dormir para detenerlas lágrimas. Dormir para no pensar. Dormir... para desaparecer por un rato.