Todo vuelve, como vos decís.
Cada vez que llegan los parciales se me inunda de desamor el cuerpo, el mismo que atravesaste hace ya un tiempo. El mismo con el que te pienso y no te conoce. Aquel que no abrazaste ni quisiste nunca. Aquí radican todas las heridas invisibles efectuadas en las más angustiantes noches del último invierno en donde nos quisieron armar en un rompecabezas y terminaron revoleando todas las piezas contra mi. Otra vez. Escucho mi música favorita y tu nombre me pone los pelos de punta, porque solo puedo pensar en que alguna vez en la vida bailemos y mi cuerpo te conozca (pero no como ellos quieren) sino como yo quiera. Porque ando mendigando un cariño que nunca existió, ni existirá. Y lloro cuando escucho canciones tristes que solo gritan tu nombre y reclaman tu presencia en el vacío existencial interminable que me acurruca todas las noches. No te necesito, pero te pienso. Y cada vez que bailo la felicidad se refugia en un segundo plano algo falta en el sonido ambi...