Vivas

La culpa siempre la tenían los demás. Digo, nunca supe mirarme al espejo. Siempre cargaba la responsabilidad sobre los otros. ¿Quién ha sido responsable de todos mis males? El mundo. Como si yo no jugase ningún papel al respecto. Como si yo no tomase decisiones. ¿De qué estamos hablando? De algo que es más común (y triste) de lo que parece. Años y años me he pasado sentada en una silla de colegio, mirando a una cara expectante, contándole todo lo que me estaba pasando. Y, lamentablemente, no tuve un diploma que me denote como alguien que les preguntaba a los demás: ¿estás bien?

Mirarse al espejo siempre es necesario.

Cuando tenía 16 años, viví la peor época de mi vida. Las ganas de partir son como estar desnudo. Conocés a una persona, van tomando confianza, se van soltando de a poco... y con el tiempo, un día, lo conocés desnudo. El tiempo los separa, y la vida sigue. Sin embargo, nunca volverás a ver a esa persona con ropa sin saber lo que hay debajo. Para mi, la muerte, fue eso.

Una vez, le dije a mi mejor amiga que escuche una canción. Era de Beyonce, y hablaba sobre la marca que ella había dejado en este mundo. En ese entonces, sumida en un pozo lo bastante profundo como para desear cosas tristes, me apropié de la letra. Me la creí. Esto de que había estado acá, había sido parte de este mundo, quizá había dejado alguna marca... y eso iba a ser todo. Fin. Recuerdo haber escrito un post muy triste. Recuerdo haber hablado de cosas que hoy, por suerte, no hablo. Y mi amiga, cuando escuchó la canción, tuvo sólo una cosa para decirme: "sí, la escuché... muy melancólica."

No fue fácil para mi. Pedía ayuda por todos lados. En este blog hay registros de momentos tormentosos de mi vida, en donde nada terrible había pasado... pero el mundo seguía girando mientras yo no podía levantarme. Y no tenía tantos amigos, para ser honesta. Cuando los hacía, solo hablaba de mi. Estar triste justificaba todo. Incluso, ser una mierda. Incluso, enojarme con mi amiga. Porque la canción era muy explícita, y porque el mensaje mío era muy obvio. Sin embargo, nunca pude pensar en que mi amiga estaba pasando por su propia tormenta.


El tiempo me enseñó muchas cosas. El año en el que más aprendí de mi vida... fue el último. Los 20 están llegando a su fin, y hoy, hace solo unas horas, se me cruzó un pensamiento por la cabeza.

Estoy viva.

La marea de recuerdos me invadió hoy por la tarde. Porque volví a escuchar ese tema. Se llama I Was Here. Y una vez que conocés las ganas de abandonar y tirar la toalla... no las desconocés nunca más. Viste a la muerte desnuda, siempre sabrás que hay debajo de ella.

Quizá, yo la vi con un poquito más de ropa.

Nosotras somos amigas, y las dos estamos de pie. El tiempo acomodó los males, eliminó las toxinas y nos brindó aire libre. Aprendí a quererme y a querer. A preguntar si estás bien. Es importante escuchar a otros. Es importante buscar la forma de llegar a los otros. Lo más importante de todo: aprender a pedir ayuda. Yo lo hice... hace un año. Y la vida nos puso en un lugar en el que, lamentablemente, los costos nos asfixian. Pero tengo amigos. Tengo amigas. Tengo una carrera, y  un par de metas. Un par de cosas en mente, y muchos cuadernos de muchas cosas. Tengo gente que me ve y me abraza. Y tengo gente que sonríe cuando llego. Tengo gente que me hace sonreír con su presencia, y puedo hablar mucho más de lo que pueden otrxs. Escribir salva. Abrazar salva. El amor, también salva.

Así aprendí yo a ponerme de pie. 

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