Vos estas durmiendo, y yo estoy llorando

No es fácil ponerle voluntad para seguir. No es fácil volver a levantarte y decir "Vamos de nuevo". No es fácil que otros intenten comprender tu dolor cuando no vivieron nada de lo que viviste, y gracias a Dios que no lo hicieron. No es fácil buscar a otro porque seguro "tiene algo" o "es un forro" o "es feo" o "no lo ves nunca". No es fácil asumir tus gustos en una sociedad donde si escuchas esta música sos esto, y si escuchas aquella sos re piola, porque si escuchas las dos sos un boludo que quiere quedar bien con todos. No es fácil pensar en que no ta va a importar lo que digan. Porque yo dije que no podía, y en realidad no fui por miedo. No es fácil el miedo a salir de tu casa. No es fácil algo que simplemente, no es fácil. Todavía me acuerdo de no ver la hora para que sea Sábado a las once de la noche para ver videos de Sin Codificar y reírme sin parar. Porque cuando veo Sin Codificar me río más de lo que el chiste me causa, para aparentar ser feliz, para demostrar que un simple programa en 2 horas logra lo que tanto necesito. O quizá para que las risas sean más fuertes que los gritos.

Me acuerdo de ese día en el que me encerré en el baño sin prender la luz y llovía, y se sentía el fin, y me dije a mi: "es hoy". Porque se sentía eso. Yo sentía que era ese día. Y nadie sabe de que hablo, y nadie lo va a saber. También me acuerdo de lo que paso el 15 de Julio de 2013 mientras miraba al espejo. Nunca me voy a olvidar de eso. Y me acuerdo la ropa que tenía, y la bufanda que nunca más volví a usar. Me acuerdo de lo que fue esa semana después del 13 de Julio del 2013. Fue la peor semana que tuve que vivir. Era remontar y volver a caer constantemente. No podía sonreír, porque sabía que eso significaba una cosa: volver a llorar. No dormía, no podía comer. Lloraba, y era todo lo que sabía hacer. Y la gente nunca me entendió, y tampoco me escuchó. Y sentía que quienes lo hacían trataban solo de conformarme, de decir lo que quería escuchar.

Me acuerdo de cada vez que llegué del colegio y corrí al baño a hacer eso que hacía todos los días para poder descargarme, sacarme el dolor. Me acuerdo de cada vez que odié mis dientes, que odié hablar así, y lo sigo odiando con toda mi alma, y es algo que me cuesta explicar, pero es algo que odio. Profundamente.

Y tratás de seguir, y sentir que nada pasó, y de repente volves a caer, y no querías hacerlo. Pero simplemente, pasó.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿por qué siempre escuchas las cosas malas y nunca escuchas las cosas buenas?

manual de instrucciones para rendir un final

la paz nunca fue una opción