El calor del pleno invierno

Era eso. Era ese mini verano. Era eso, todo lo que me hacía sentir como antes, por miles de cosas. Siempre mis veranos fueron una mezcla perfecta de tragedia y felicidad infinita, y creo que eso es lo que los hizo siempre especiales. Cada verano puedo tener la capacidad de sentirme de una manera: el verano indica el fin del ciclo de clases, indica tres meses sin hacer nada, indica viajar a Córdoba, indica Navidad, indica Año Nuevo, indica fiesta, indica libertad y un montón de cosas más que son indescriptibles para alguien que se pasa todos los días de su vida haciendo tarea de... o estudiando para...y poniendo todo su empeño en aprobar todas las materias.

Era ese calor que me hacía sentir que faltaba poco. Ese verano en pleno invierno, que me hacía sentir que Agosto no terminaba nunca, y que el invierno se había ido, y que las hojas volvían a crecer y un montón de cosas más. Porque quiero que sepan que la semana que viene es Septiembre, ¿Y cómo puede pasar todo tan rápido? ¿Y el tiempo realmente existe cuando las cosas son así? Porque las 2 horas de química no terminan nunca, y las 10 horas de una fiesta de 15 pasan en 5 minutos. Siempre supe que el tiempo no existía, y es verdad eso que dicen de que el tiempo pasa cuando uno se divierte. Íbamos a tener toda una semana de verano y de repente... volvimos al invierno en menos de lo que pensábamos. Y ya no siento que está pero no está, porque el mini verano se fue, y el verano es un testigo de esa única página en nuestra historia... y volvió el invierno... y ya no lo siento aunque no esté.

Y tengo un tema especial con las fiestas de 15. Porque ayer tuve una y volví a ver a muchos de mis primos postizos después de mucho tiempo, y los chicos crecen, y no es la primera vez que me despierto después de un 15 planteándome si la persona que me gustaba me sigue gustando... o la de esa noche es la que me gusta ahora. Si últimamente leyeron el blog sabrán que estos días fueron especiales. En estos días sentí cosas muy especiales. Sentí que todo volvía a ser, y el hecho de que esa noche de Sábado haya sido el cierre de ese calor en pleno invierno es algo genial. Algo que me hace sentir bien, porque no se cuando lo voy a volver a ver, pero en una noche logró lo que nadie lograba... olvidarme de él.

Y aca quiero hacer un parate, porque me estoy planteando el hecho de si lo que siento es real o es algún defecto psicológico. Es decir, ustedes leyeron todas esas entradas en las que hablé de él, y de repente apareció otro... alguien que conozco desde que tengo uso de razón, y fue algo muy fugaz, algo muy rápido. Y acá es donde aparece el momento de película: despertarme al otro día, mirar al techo y plantearme una sola cosa, ¿Cuál de los dos me gusta?


Era eso. No es la primera vez que todo esto me pasa. Conozco mis sentimientos y tengo miedo de que no sean reales y no me esté dando cuenta. Era todo eso que sentí. Era eso, lo que hizo que hoy me esté replanteando muchas cosas. Fue fugaz, pasó en un solo segundo, y me gustó. Y fue genial. Y no soy ninguna experta en temas de amor, y hablo a partir de propias experiencias, no de hacer que puedo saberlas todas. Era eso. Era el calor del pleno invierno.

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