Amor y Mar

Creo fervientemente que estamos hechos de lo que hicieron de nosotros: nuestros padres, nuestros amigos, ex amigos, la vida en general. Estoy segura, bastante diría, que nuestra felicidad nace del más profundo dolor. Cuando pienses que estás ahí para siempre, date vuelta. Haceme caso. Porque siempre, aunque no te des cuenta, el Sol entra a todos lados. Incluso, cuando estás 20 metros por debajo de la tierra. 

Sé que duele, sé que duele mucho. A mi me duele un montón. Todos los días junto pedazos de corazón que cayeron por ahí. Todos los días, honestamente, lloro un poco. A veces, más de lo que realmente quisiera (o más de lo que realmente merecen). Pero cada vez que me rio, compruebo que realmente cada ceniza se transforma en risa, en carcajada sin fin, en amor que sangra por todos lados. Si en algo tengo que creer, es en el amor por mi, por ellos, por todo. Hay y siempre habrá, una razón para levantarme todos los días. Hay algo que me lleva a poner los pies sobre la tierra. Mientras espero la sanación, sólo queda sonreír.


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