Fíjate
El viento corre, corre y se entromete por todos los rincones de la ciudad. La lluvia cae, cae contra el piso como tu alma derrumbándose: contundente, húmeda, triste. El sol... eso que miras y no te deja ver. Eso que te invade mientras estas tirado en el suelo, sin fuerzas para levantarte (o quizá sin ganas de hacerlo). La vida, eso que pasa mientras... ¿mientras qué?
He pasado días y noches pensando en la vida mientras la vida pasaba. ¿Qué es la vida? ¿su significado tiene sentido? ¿acaso es eso que pasa mientras me hago estas preguntas o solo es una mera palabra mal utilizada? Créase o no, mi conclusión fue la última, porque el tiempo... el tiempo no existe my dear. Los días pasan, y todo es tan loco. El mundo tiene miles y millones de años, y han pasado por él distintas civilizaciones así como culturas, emperadores, dictadores y terroristas. Pero vos, vos que lees esto y yo... que no puedo parar de escribirlo, venimos a coincidir en el mismo punto. La misma etapa, el mismo suceso histórico, el mismo día (porque a cada día le pusieron un nombre, junto con un mes y su respectivo año). Vos y yo, venimos a nacer, quizá y solo quizá en el mismo año, en distintos lugares. Quién te dice que pasamos la secundaria igual y hoy estamos estudiando lo mismo. Quién te dice que hasta quizás nos encontramos siendo parte de la misma facultad, anotados en la misma carrera y en las mismas comisiones. Quizá, y solo quizá, sea una coincidencia. Pero quizá, y solo quizá... el destino haya decidido cruzarnos.
¿Destino? ¿en serio soy capaz de creer en el destino y no en el tiempo?
Las personas van y vienen, eso suelen decirme. Y todo se vuelve un remolino de pensamientos. ¿Cómo llegaron justo esas personas a tu vida? Y sigo hablando de vida sin denotar mi incertidumbre. Porque nos llenamos la boca hablando de la vida pero vida... como explicarlo. La vida de uno se da una sola vez. El momento que acaba de suceder, los segundos, la noche o la juntada con tus amigos no es algo que pueda volverse a repetir, ni aunque hubiesen 200 cámaras filmándote. El otro día una amiga me mostró un video de un buen momento que hemos compartido juntas y si algo aprendí de ello, es que no fue lo mismo. Yo estaba sentada en un lugar, tenía una determinada visión de las cosas, un objetivo. Estaba viviendo, estaba en tiempo presente. Ese video podía traerme lindos recuerdos pero nunca iba a volver a mi aquella sensación de infinidad.
El tiempo, el tiempo es una medida de orden social. La vestimenta, es una construcción realizada por los mismos, es parte de la cultura. Que no puedas andar desnudo por la calle no porque no quieras, sino por miedo a que te miren mal, forma parte de una cultura regida por las costumbres. El motivo por el cual no quisieras hacerlo, también entra dentro de esto.
Vivís durante una etapa de la historia. Un fragmento efímero de la vida del mundo. Venís sin nada, te vas sin nada. Ayer me puse a pensar en ello. No existen segundas oportunidades. No va a volver a pasar. Y si todos tuviesen en cuenta esta cosa de que solo se vive una vez sería completamente normal que grites a los 4 vientos que te gusta quien te gusta. O no desperdiciarías años de tu vida ocultando tu sexualidad. O la gente sería mucho más libre y más pacífica que nadie te juzgaría por amar a quien amas, vos quizá ni siquiera cruzarías por tu cabeza la idea de que eso esta mal. Y saldrías con quien quisieras. Amarías a quien quisieras y te sentirías feliz de la forma en la que más gustes.
Debo admitir que me molesta que no todos comprendan esta idea de la vida o que no se sienten a preguntárselo, porque hay dos tipos de personas: quienes se niegan gastar tiempo en ello porque están muy ocupados con la rutina, o quienes se niegan porque realmente están viviendo teniendo asumido que es la única vez que van a hacerlo.
¿No es re loco que hoy miremos, admiremos, pensemos y creamos, pero que de repente un día dejemos de existir? Y con ello dejemos de pensar, de vivir, de ser.
Debo admitir que me molesta que no todos comprendan esta idea de la vida o que no se sienten a preguntárselo, porque hay dos tipos de personas: quienes se niegan gastar tiempo en ello porque están muy ocupados con la rutina, o quienes se niegan porque realmente están viviendo teniendo asumido que es la única vez que van a hacerlo.
¿No es re loco que hoy miremos, admiremos, pensemos y creamos, pero que de repente un día dejemos de existir? Y con ello dejemos de pensar, de vivir, de ser.
Si existe un motivo por el cual realizo estos planteos, es porque estoy estudiando algo que ni siquiera tengo claro si es lo que quiero para mi vida. Tengo claro que no quiero tener una rutina, que no quiero vivir todos los días lo mismo. No quiero ser profesora porque no quiero volver a arrancar de 0 todos los años. Y esa es mi debilidad, porque si hay cosas que quiero ser en la vida, no sé cuales son pero si se que quiero marcar algo, que quiero ser alguien. Que si termino siendo profesora, quiero enseñar literatura y ser esa que va a estar ahí para aquel alumno que tenga un problema x en su vida. Si había algo que yo amaba del secundario, eran esos profesores que no eran solo profesores, sino que eran seres los cuales uno podía confiar cuando tenía distintos problemas. He tenido una con la cual nos poníamos a hablar de zapatos, si, zapatos. Hemos tenido profesores que se pasaban de la raya con nosotras, y por suerte hemos tenido otros a los cuales contarles para que nos ayuden. Quiero ser esa persona en el mundo, esa la cual un adolescente y su mente turbulenta puedan tener en cuenta para lo que sea. No sé si quiero ser madre algún día, pero sé que si lo soy voy a dejar que mi hija ame y sienta y viva por mil, y pueda confiar en mi. Quiero librarme de situaciones incómodas, de situaciones forzadas. No quiero pararme frente al estudiantado a decirles "pueden confiar en mi". Quiero que lo den por hecho. Y si no termino siendo profesora, quiero viajar. Si no tengo recursos económicos para hacer eso, quiero tenerlos para ayudar a alguien. No quiero estar sola en Navidad, no quiero brindar sola en Año Nuevo. Pero tampoco quiero que mi vida se achate. Yo creo que quien trabaja en una oficina tiene sus momentos de gracia donde puede reírse con sus compañeros, pero el bullicio, el ruido, los teléfonos sonando... no son para mi.
Creo que le tengo miedo al compromiso.
Y más allá de todo esto, mi punto es que vivimos solo una vez. Fin de la historia. Cómo venimos a coincidir con ciertas personas, realmente no lo sé. Solo sé y creo que podemos proponernos metas y sueños, aspiraciones. Que hay lugares que no son para todos, que la fama es tan efímera como la arena en mis manos. Sé que muchos buscamos un cambio. Sé que en base a lo que dije no deberíamos tenerle miedo a la vida, a la muerte, a las arañas o a los payasos. Pero creo que dentro de nuestro pequeño mundo podemos hacer algo. Sé que dentro de nuestra nube podemos hacer que deje de ser blanca y cambie de color. Vivir y aprovechar esta única oportunidad no significa probar todo y experimentar todo, para mi significa buscar ser alguien. Ojo, no un alguien cualquiera, sino aquella persona que realmente queramos ser, teniendo en cuenta la duración de la vida, la duración del sentimiento de felicidad en ella y conociendo que la misma no se vuelve permanente, no es algo. Sabiendo que la felicidad es solo un sentimiento.
No te digo que una vida solo vale la pena si volás y viajás por el mundo o si tenes una casa inmensa. Cuando quieras llorar, no importa que tan grande sea tu casa o si lo hagas en París o en Egipto, vas a llorar igual. Y cuando ames a alguien, lo vas a amar acá, en Roma o en donde sea, pero lo vas a amar igual. Podes estar tocando en un estadio repleto de gente que te ama sin conocerte, sin embargo, si vos no sabés quién sos y que es aquello que te hace sentir bien... no sos nadie. Yo creo que el objetivo de la vida tiene muchos caminos, que hay personas que se sienten realizadas con la idea de tener alguien al lado que las quiera, o estar rodeada de amigos. Hay quienes creen que viajar por el mundo es la meta, o ser una estrella de la música lo es. No importa, lo importante en esta única chance, es que logres sentirte bien. Hagas lo que hagas, busques estar tranquilo, busques divertirte. Estés acompañado. Puedas desahogarte con alguien. No importa si no encontrás el rumbo, si estás perdido en un laberinto o si crees que nunca vas a salir de donde estás. Reite con alguien, conocé algo nuevo, cambia los muebles de lugar... y vas a ver que de repente vas a estar libre de paredes y de muros.
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