Quedándote o yéndote
¿Qué más querés que diga? Nada. Queres que me calle porque nunca me escuchaste. O en realidad no se si querrás mi silencio porque creo que ni siquiera lograste notar esa parte de mi. Ni siquiera se hasta que punto lograste notarme. Los últimos 40 descargos que hice en este blog sobre este tema se jactaban de ser los últimos. Pero nunca pude despedirme de esa parte que tenes (sin saber) de mi. Nunca logré soltar todos esos sentimientos profundos. Te busqué en todos lados, en cada persona que me cruzaba en el micro, el centro, la ciudad o la facultad. Intenté comunicarme con tu presencia miles de veces, con la excusa de "ir para un lado" o "ir para el otro" para poder cruzarte sin saludarte. Solo quería que me veas de lejos, que sepas que todavía, por suerte, existo.
Conocí a todos los mediodías y me encontré en ellos a las 11:11 repitiendo tu nombre tres veces. Me escucharon las burbujas de cada vaso de gaseosa que me serví durante estos dos años pidiendo por vos. Cada pestaña que se desprendió de mis cejas voló en el aire con un soplido que solo le pedía que algo pase. Miles de canciones que pasaron por mis oídos solo me traían imágenes de lo poco vivido, lo que yo siempre llamo "Mi historia con vos" y no "Nuestra..." porque nunca fue nuestra. Mis historias amorosas tienen algo en común: todas son solo mías.
He caminado por lugares céntricos como desérticos y en todos ellos, mis pensamientos se sumergían en vos. No importaba lo lejos que esté de casa, todo tenía que ver con vos. Y cada vez que voy al centro voy con la idea de encontrarte, sabiendo que no voy a hacerlo. Dentro de mi vive algo que siempre pensó en vos, algo que es casi tuyo. Se entromete en todas las charlas, en todas mis amistades y prácticamente en todos lados. Hablé muchas veces de un día en el que me enojé mucho, porque estábamos en el medio de la cena de egresados, y se dio una situación que me hizo darme cuenta que realmente estabas en todos lados. Estaba sentada sola en la mesa de egresados, mirando a un punto fijo... perdida, enojada. Y muchas veces también hablé de lo injusto que eso había sido, porque los recuerdos que tengo de cada evento importante de los últimos dos años están... ¿manchados? con tu nombre. Sos como el café, como la tinta... no salís tan fácilmente. Sos como esa figurita que pegamos mal en el álbum: entrometida, molesta, y no importa lo mucho que pongamos de cuidado al despegarla... una parte del papel, por lo menos mínima, se va a romper, y allí va a quedar esa mancha blanca de papel roto. Vas a pegar la figurita y esta vez lo vas a hacer bien, pero por mucho que tapes esa mancha... la misma está. No podes tapar el sol con las manos... bueno.
¿Como haces para superar algo así? Ni siquiera estuvimos involucrados en una relación. Pasa que cuando uno gusta de otro y no es correspondido, nos pueden suceder demasiadas cosas a los seres humanos, entre ellas, están cosas tales como olvidarte de la persona así también como intentar hacerlo y sufrir en el intento. No poder olvidarte es lo peor, y lo que me pasa a mi es algo difícil: No puedo olvidarme, no quiero olvidarme... lo quiero... y lo odio, lo quiero tanto que lo odio por hacerme sentir así. No es justo. No es justo para mi verlo a él en todos lados, y no es justo para él que alguien lo odie por... por ser él.
Los días se sienten solitarios. Suelen hacerlo porque uno tiene ganas por lo general de compartir su mundo con el otro. La cosa es que todo el tiempo me siento sola. La cosa es que ayer me miré al espejo y pensé en la respuesta de una sola pregunta: ¿En qué lugares de mi vida no está? Entonces me di cuenta. Está cuando como. Está en mis sueños, así también cuando me despierto. Está en las ganas que tengo de hablarle de él a mi mamá y no lo hago porque nunca hablo con mamá de esas cosas. Está en cada lugar en el que estoy. Está en cada respiro. Está todo el tiempo. Y siempre digo que el tiempo no existe pero mierda, se las ingenia para estar en el igual. Está todos los días en todo momento. En cada canción, en cada capítulo de cada serie que miro, en cualquier cosa inútil que la cotidianeidad pueda regalarme. Está incrustado en todos los colores, en todas las notas musicales. Lo siento todo el tiempo, todo el tiempo. Cada minuto, cada segundo... Solo... todo el tiempo.
Y no sé si esta es la última vez. No me importa si vuelvo o no vuelvo a escribir sobre vos, simplemente necesitaba hacer esto. Necesitaba decir que estas en todos lados y que estoy harta de que invadas cada momento especial de mi vida. Pero no tenes la culpa. Nadie tiene la culpa. Los sentimientos que las personas sienten son absolutamente genuinos, y las reacciones de ellas a los mismos también lo son. En este caso no elegí gustar de vos ni vos elegiste sentir rechazo, sino que esos caminos se nos presentaron y sin darnos cuenta es hasta el día de hoy que tenemos nuestros pies sobre ellos mismos. No puedo elegir dejar de quererte, hasta ahora no me sale. Todos los días quiero salir corriendo, todos los días quiero olvidar. Pero simplemente no puedo. Estás. Estás ahí, allá... Todo el tiempo... siempre.
¿Como haces para superar algo así? Ni siquiera estuvimos involucrados en una relación. Pasa que cuando uno gusta de otro y no es correspondido, nos pueden suceder demasiadas cosas a los seres humanos, entre ellas, están cosas tales como olvidarte de la persona así también como intentar hacerlo y sufrir en el intento. No poder olvidarte es lo peor, y lo que me pasa a mi es algo difícil: No puedo olvidarme, no quiero olvidarme... lo quiero... y lo odio, lo quiero tanto que lo odio por hacerme sentir así. No es justo. No es justo para mi verlo a él en todos lados, y no es justo para él que alguien lo odie por... por ser él.
Los días se sienten solitarios. Suelen hacerlo porque uno tiene ganas por lo general de compartir su mundo con el otro. La cosa es que todo el tiempo me siento sola. La cosa es que ayer me miré al espejo y pensé en la respuesta de una sola pregunta: ¿En qué lugares de mi vida no está? Entonces me di cuenta. Está cuando como. Está en mis sueños, así también cuando me despierto. Está en las ganas que tengo de hablarle de él a mi mamá y no lo hago porque nunca hablo con mamá de esas cosas. Está en cada lugar en el que estoy. Está en cada respiro. Está todo el tiempo. Y siempre digo que el tiempo no existe pero mierda, se las ingenia para estar en el igual. Está todos los días en todo momento. En cada canción, en cada capítulo de cada serie que miro, en cualquier cosa inútil que la cotidianeidad pueda regalarme. Está incrustado en todos los colores, en todas las notas musicales. Lo siento todo el tiempo, todo el tiempo. Cada minuto, cada segundo... Solo... todo el tiempo.
Y no sé si esta es la última vez. No me importa si vuelvo o no vuelvo a escribir sobre vos, simplemente necesitaba hacer esto. Necesitaba decir que estas en todos lados y que estoy harta de que invadas cada momento especial de mi vida. Pero no tenes la culpa. Nadie tiene la culpa. Los sentimientos que las personas sienten son absolutamente genuinos, y las reacciones de ellas a los mismos también lo son. En este caso no elegí gustar de vos ni vos elegiste sentir rechazo, sino que esos caminos se nos presentaron y sin darnos cuenta es hasta el día de hoy que tenemos nuestros pies sobre ellos mismos. No puedo elegir dejar de quererte, hasta ahora no me sale. Todos los días quiero salir corriendo, todos los días quiero olvidar. Pero simplemente no puedo. Estás. Estás ahí, allá... Todo el tiempo... siempre.
Pero si hay algo que duele...
... es que no estás de la manera en la que quiero que lo hagas.
Comentarios
Publicar un comentario