I believe

(Yo creo)

Hoy estaba nublado, pálido, triste. Me retiré del colegio temprano para ir a inscribirme a la facultad. Caminé un par de cuadras con mi hermano entre la soledad y un par de hojas secas, y cuando por fin llegué, entré y le pedí ayuda a una mujer del centro de estudiantes respecto a las inscripciones. Mientras entrábamos al edificio, ella me contaba cosas como que por ejemplo este año habían perdido el centro pero que iban a seguir estando ahí, y me hablaba de lo que ellos hicieron como centro y por qué ellos estaban ahí y luchaban por eso. Cuando llegamos al Departamento de mi futura carrera, me dio unas indicaciones y me dijo que la busque cuando termine. Entonces busqué los papeles, arreglé un par de cosas y por fin entré. Presenté todo, me senté, firme, me inscribí, y me fui. Pero había un problema...

Salí igual que antes.

No sentí emoción. Sentía que esa no era mi futura (casi digo escuela) facultad. Entonces, salí, encontré a la chica del (ahora lamentablemente) ex-centro, y tuvimos una charla de unos segundos. Entonces se despidió y me fui. El mundo seguía pálido, triste, con tonos oscuros y en mi mente un poco amenazantes. Espere a reencontrarme con mi hermano, caminamos un par de cuadras, nos tomamos el micro y fuimos a casa. Cuando llegamos, mi mamá se encontraba con una amiga por ende no pude hablar mucho con ella.

Pero la amiga se fue, y entonces empezó...


Me preguntó como me había ido y si estaba contenta, y le solté un No tan seco, triste y profundo que se le borró la sonrisa de la cara y a mi me empezaron a caer lágrimas. No era lo que quería. Quería ir a psicología. Quería anular la inscripción. Quería irme a la mierda de cualquier lugar al que perteneciese. Quería elegir decir no ser libre para argumentarme diciendo que no pude actuar de otra manera (Perdón, demasiado estudiar para filosofía). Quería silencio. Escuchar mis pensamientos.


Entonces me encerré. Me encerré y pensé. Y me di cuenta, que Cine no era lo que quería, pero que psicología, tampoco. Que yo quería hacer comedia musical, que quería actuar, expresarme. Dedicarme a eso. Que cualquiera sea la carrera a la que me inscriba, mi destino era ese. Que el mundo estaba triste, seco, oscuro y/o/u amenazante, porque se sentía la ausencia.

La ausencia... Me calmé, fui y le dije a mamá que ya estaba, que ya me sentía mejor. Que no había pasado nada, que en realidad, detrás de todas mis angustias se escondía una mucho más grande, la ausencia de mi tía. Le conté que no podía tragarlo después de dos años. Y sola sin decírselo a nadie llegué a la conclusión de que el mundo es amenazante porque en este mundo ella ya no está. La conclusión de que todavía no me acostumbro a vivir en un mundo del cual ella no es parte, un mundo que está lejos de ser el que yo quise en su momento. Recién hoy me di cuenta de que hubiese amado que ella esté para verme con un título o con un papel en alguna obra en la mano. Y recién hoy me di cuenta de que también voy a tener que convivir con la idea de que eso no va a pasar, y de que si algun día llego va a ser gracias a creer que ella está va a estar ahí, ayudándome. Quiero creer en eso porque si no puedo volver al pasado, ni puedo modificarlo, ni puedo hacerla volver ni volver a abrazarla, creería que tengo un mínimo derecho a creer en que ella va a estar siempre ahí. Y que nunca va a pesar sobre mis hombros.

Fuente: we heart it

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