Hope for the hopeless


Los tiempos se agotan. La vida se va volviendo más monótona. La mayoría de los adultos terminan trabajando en una empresa que los agota de solo pensarlo y les consume toda su buena energía. Y la gente deja de aspirar a lo grande, y se vuelve conformista. Se conforman con tener un trabajo que los mantenga para tener pan en su casa todos los días. Se transforman en abogados porque su familia así lo quiso, o se transforman en cirujanos porque es el sueño frustrado de sus progenitores. Y cuando vas por la calle te cansas de ver ojos tristes que esconden ilusiones, esperanza. Y cuando vas por la calle te cansas de ser chocada por gente que tiene que llegar a su oficina y está retrasada. Gente que no te pide perdón, gente a la que no le importa llevarte por delante... simplemente porque están ocupados pensando en todo lo que les queda por hacer. Están ocupados enojándose con ellos mismos por haber hecho lo que sus padres le pidieron y no haberse revelado.








Las caras felices cada vez son menos. Y Broadway se aleja cada vez más. Y los soñadores cada vez son menos. A la gente ya no le cuesta tanto bajar los brazos, total lo hace todo el mundo, total... es una costumbre. Cuando las estadísticas te dicen (y lo digo por decir, no porque sea algo tomado de una estadística real) que, por ejemplo, 1 de cada 10 personas logran cumplir el sueño de su vida. Esas son las estadísticas que usamos como excusa. ¿Para qué? Claro, para decir que estamos entre los 9. Porque ser ese uno en esos diez sería algo imposible. Ni siquiera creemos en eso. Nos aferramos a cosas como esa de que la vida está escrita. De que por mucho que sueñes hay algo en el futuro que te está esperando, que ya se escribió hace mucho. ¿Y vos como sabes eso? A vos te lo digo: ¿Querés escribir vos la historia de tu vida? Entonces, salí y hacela. Dejá de creer en que sos parte de los nueve y convertite en ese uno. ¿Por qué te crees que de cada diez personas, más de la mitad termina conformándose con ganar unos pesos? Porque se rinden fácil. Porque tienen miedo. Por ejemplo, eso es lo que me pasa a mi. Yo aspiro a cosas grandes, ¿y por qué se creen que estoy acá sentada escribiendo? Porque tengo miedo, tengo miedo de aspirar tantas cosas y herirme. Tengo miedo de que ese sueño que tengo, se cumpla. Tengo miedo. Miedo a no aprender a cantar nunca. Tengo miedo a rendirme. Tengo miedo a formar parte de los nueve. Y no hay que tenerle miedo al futuro. No hay que tenerle miedo a cumplir ese sueño, esa meta máxima. Porque el mundo se la pasa hablando de la felicidad. Que la felicidad esto... y que la felicidad aquello. ¿Querés saber lo que es la felicidad? Salí y hace algo para sentirla. Salí y hace algo por vos, por tu autoestima. Dejá de aspirar a ser cualquier cosa solo porque tus padres lo quieren. Anda y hace las cosas por vos mismo. Y no tengas miedo. No tengas miedo de fallar, de lastimarte. Porque el camino a la felicidad... a los sueños... está lleno de piedras, de fallas, de desilusiones. Pero la meta final... el momento en el que tus ojos brillan de felicidad... el momento en el que llegaste... no se compara con nada en este mundo. Deja de cerrar los ojos para soñar. Convertí las cosas en realidad. Si queres ser actriz, anda y estudia teatro. Si queres ser ser una excelente pintora, empezá a practicarlo. Si queres se cantante, empezá a practicar canto. Si queres ir a la cima del Machupicchu a gritar lo que se te cante, ahorra, salí a vender tortas, junta lo que tengas que juntar para pagarte el viaje. Si queres pisar Nueva York, hace lo mismo. Ahorra todo lo que necesites. Salí y busca un trabajo momentáneo y el día en que puedas pisarla, anda y pisala fuerte. Anda al Empire State y sacale 42 fotos. Si, ya se que no es fácil. No te creas que las cosas se logran en un abrir y cerrar de ojos. Pero no tengas miedo de luchar.

Yo, como adolescente... como chica de casi 17 años puedo decir que algo falta. Puedo decir cual es la razón de que esto pase. El otro día dije que si no hubiese visto la serie Glee no tendría metas, no tendría sueños. Porque glee para mi, fue un mensaje de esperanza. Fue algo que me dijo que podía soñar, y que si luchaba por lo que quería, podía conseguirlo. Eso es lo que la gente necesita. Una señal de esperanza. Una señal de que todo va a estar bien. Una señal de que los sueños se cumplen, de que no hay que bajar los brazos. La gente necesita saber que está luchando por algo. La gente necesita una luz en el camino, una guía. La gente necesita más seguridad para tirar todo a la mierda y salir a buscar lo que le corresponde, lo que se merece.

Se habla tan seguido del hecho de sentirse infinito que la gente deja de buscarle el verdadero sentido. El otro día leía el comentario de una mujer, que decía algo así  como que si la gente supiera de las matemáticas dejaría de hablar del estúpido infinito. Pobre de ella que se encierra en las ciencias, en que el infinito es solo un número que no tiene fin. Cuando en realidad, sentirse infinito es una metáfora... una metáfora de sentirse sin final. De sentir que vivís para siempre. De sentirte feliz y realizado y miles de cosas más. Y cumplir los sueños también tiene que ver con eso.

Si no queres llegar a la vejez arrepentido de no haber hecho eso que tanto quisiste, salí y buscalo. Y si no lo lográs, por lo menos vas a llegar a la vejez sabiendo que lo intentaste. Que luchaste por eso. Que le hiciste frente a todos tus miedos. Yo quiero llegar así a la vejez. Quiero llegar sabiendo que no me arrepiento de absolutamente nada.

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