Sin salida

Primero te das vuelta y los ves, mientras ellos también lo hacen.
Ellos son muchos, vos sos una sola.
Y se ríen.
Y hacen gestos.
Y queres llorar.
Queres salir corriendo, pero no podes hacer ninguna de las dos cosas.
Y todo aquel que habla está hablando de vos.
No porque realmente lo haga, sino porque vos lo sentís así.
Queres vomitar.
Te empezas a sentir mal.
Te contracturas.
No le prestas atención al resto del mundo.
No escuchas a tus amigas.
No escuchas a nadie.
Te sofocas. Te ahogas.
Te queres ir de ahí, incluso sabiendo que no podes, queres salir corriendo.
Te ocultas entre la gente, para que no te vean.
Y te queres ir.
Y buscas evidencias de algo, y te queres ir.
Incluso sabiendo que no podes, te queres ir.

Ahora, imagina toda esa descripción en lapsos de 20, 30 minutos. Mientras se repiten constantemente. Mientras sentís que te queres morir, que queres escapar, que te queres ir a donde sea y no volver nunca más.

Y ahora, imaginá sentirte así todos los días de tu vida.

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