Mi alma Naranja

El pasado volvió en prosa. Todo derechito y ordenado como mi vida (que no lo és). Siento varias cosas: por momentos quiero volver, por momentos estoy bien donde estoy. Solo que me acordé de un par de cosas, y quería tratar de unificarlas. Todas son muy distintas, todas son muy propias. A veces hablo en amarillo, otras tantas hablo en gris. Hoy, voy a hablar en pasado: hoy... voy a hablar en naranja

Hay un par de canciones que me llevan a momentos de mi vida. Hay uno en particular, lleno de barro y nieve y excursiones: en todas, mis ojos te buscaban; en todas, mis palabras escribían; en todas... mi mente y mi corazón solo hablaban en tu idioma. Cada vez que te escribía, deseaba con fervor dejar de sufrir tanto. Porque estaba bastante consciente, de que todo iba por dentro. Tenía ideas erróneas, que lo único que hacían era destruir el poco autoestima que quedaba. A veces, cuando estoy sola, recuerdo los días en que me paralizabas el cuerpo. Hoy... sos pasado. Aunque igual, no sos naranja, sos rojo. El de tu remera. El que llevas por dentro.

Un estallido en el corazón me provocó varias cosas. Hoy la tierra tiembla. Pero recuerdo que uno de esos días, en los que hablabamos de amaneceres, tu nombre se me vino a la mente. Yo te amaba. Estaba segura de eso, y hoy, aunque te hayas ido, lo sigo estando. Eran las 7 y tantos de la mañana. Estaba yendo a ver a Ana. Mientras el micro doblaba por Parque Saavedra se me vino algo: tu nombre y el amanecer. Ese nombre efímero, seco, sin apodos. Ese nombre, que con solo decirlo representaba tu ser y nada más que tu ser: no había otro igual. Te fuiste con el viento huracanado bicolor. Te arrastró aquella corriente y te dejó bien lejos. Supe que te paraste, pero lo que más dolió: supe que allí, fue donde te quisiste quedar

Siempre te extraño.
Pero sé muy bien que ya no sos el mismo.

Cuando intentaste justificar tus agresiones, diciendo que no pudiste medir tus palabras, perdí mis escrúpulos. Qué gran desilusión resultan ser algunas personas. Imaginate, tan solo un segundo, llegar a tal nivel de odio, para poder justificar la discriminación. Ahí, cuando dijiste eso, entendí varias cosas. La primera: nunca más voy a quererte al lado mio.

Dicho esto, quiero que sepas que mi mente y mi corazón hoy hablan en otro idioma: fucsia, rosa, magenta. Aunque por dentro es amarillo y rojo y sol. Mi cuerpo, todavía, no logra adaptarse. Cuando el aire se llena de color pierde todo el equilibrio, pero por dentro invade todo el amor habido y por haber. Que seas muy feliz, yo también lo estoy intentando.


Es muy probable
que mañana no piense lo mismo.

(O si).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿por qué siempre escuchas las cosas malas y nunca escuchas las cosas buenas?

manual de instrucciones para rendir un final

la paz nunca fue una opción