Tiramisú

Esta carta tiene varios fines. Entre ellos:
comunicar
expandir
expulsar
decir adiós.

Es viernes.
Son las 3 y 20 am.
En mi mente
suena Ed Sheeran
y solo
trae recuerdos.

El primero
es uno que habla
de cafés y parciales
porque quería comentarte
que sigo tomando café después de un parcial.

Cada vez que tomamos mate
facundo
sigue sin poder dar los primeros sorbos.

Cuando hacemos un zoom in
la cara de mar está intacta.

Hay una
igual
que está rota
y lo sabe.

Agustina
viene a los gritos
cantando una cumbia
alegrando la mañana de todo ser.

A mi
me sigue gustando
el mismo boludo
que nos esquivaba los martes a la mañana.
Ese
que se metía con mis zapatillas
Ese
de la ansiedad.
Facu también dice que tiene ansiedad.

Dai
cumplió
un sueño
más grande
que cualquier odio
del planeta.

Dai
es amor.
Igual
que todos los otros.

Eso es lo que somos,
aquello que siempre fuimos.

Nosotros seguimos igual.
Exactamente igual.
Nada ha cambiado entre nosotros.
Las costumbres
siguen siendo las mismas.
La pelea
por quien no lleva el mate.

Las cenas
con videoclips de Bandana.

Hemos crecido
pero desde que decidieron rompernos
elegimos acurrucarnos en un lugar del corazón
para quedar intactos y protegidos ante cualquier tormenta.

Eso
Eso es lo que cambió.

No somos amigos,
somos otra cosa.
Algo superior,
algo que va más allá
de un grupo de WhatsApp
un mate en plena cursada
o un café al atardecer.

No podría decir
que te has perdido un lugar
en este corazón.

Aquel
que late 5 veces a la vez.
Que es
como hacer una carpa
con frazadas y manos
y una linterna
y una luz cálida.

Quizá
nunca tendrías que haber estado ahí.

Ese corazón
es el único lugar
en donde siento que no te necesito.

Quizá
ese corazón
es el lugar
en donde deba quedarme
para siempre.


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