Indivisible

    —¡Finnick!


    Es una mezcla entre chillido y grito de alegría. Una joven encantadora, aunque algo desaliñada (cabello oscuro como el lago y ojos verdes como el mar) corre hacia nosotros cubierta por una sábana.



    ¡Finnick!


    Y, de repente, es como si no existiera nadie más en el mundo que estas dos personas que atraviesan el espacio para encontrarse. Chocan, se abrazan, pierden el equilibrio, se dan contra una pared, y allí se quedan, convertidos en un solo ser indivisible.


    










  Noto una punzada de celos, no por Finnick ni por Annie, sino por su certeza. Viéndolos, nadie duraría de su amor




Los Juegos del Hambre: Sinsajo - Suzanne Collins.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿por qué siempre escuchas las cosas malas y nunca escuchas las cosas buenas?

manual de instrucciones para rendir un final

la paz nunca fue una opción