Vencida

Hoy no tengo ganas de ser mujer
de que me miren raro
cuando hablo de género
cuando hablo de opresiones.

Hoy
estoy llorando mucho.
Porque siempre somos inferiores
menospreciadas
silenciadas
y solo servimos para servir.

El otro día
hablaba de ustedes
dentro del feminismo,
y me acuerdo
que un amigo
me hizo una cara
de esas que conocemos bien.

Todos esos
que van a las marchas
que se ponen el pañuelo
que nos quieren defender
no se cansan
de gritarlo
de ser parte del cistema
de oprimirnos con los gestos.

Todos esos
que se creen feministos
no son siquiera aliados.

Quizás
si fueran tan aliados
entenderían
que acá no hay lugar para ustedes
que éste no es su momento
que ya han alzado la voz por demasiado tiempo.

Pero elijen
hacernos caras.
Tratarnos
de ignorantes.
Creer
que saben más que nosotras.
Sin entender
que hoy la voz 
es nuestra.

Hoy
no quiero ser mujer
ni luchar.
Solo quiero llorar.
Porque ese día me dolió esa cara
porque ese día me dolió la opresión
porque ellos nunca van a saber
lo que es tener miedo de no volver.

Porque desde agosto
perdí las ganas de luchar por nosotras.

Quiero llorar
por todas las que han sido arrebatadas
(por ellos).

Quiero tirarme en la cama
sin pensar
que nos queda una lucha eterna.

Sin pensar
en que resistimos a diario
que se metan en nuestras luchas
en nuestras camas
en nuestras vidas
en nuestros cuerpos
sin nuestro permiso.

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