Si me voy

Son tiempos tan difíciles, y a veces pienso en cómo he afrontado estos momentos en otras crisis anteriores. Sucede que ahora soy adulta. Antes las crisis se tapaban con comidas fuera de horario, música hecha por glee, insomnio producido por ver tantos capítulos juntos de Friends, o un poco de dinero ahorrado para solventar los gastos que producía comprarme temporadas enteras de Grey's Anatomy en El Ateneo. Ahora me encuentro en una crisis un poco diferente, pero toda esta tristeza, lamentablemente, revolvió por demás un pasado que siempre voy a preferir olvidar. 

Por circunstancias de la vida, ayer me acordé de los días en los que sufría el martirio de no querer entrar al colegio. Sucede que en la Universidad, tenemos la libertad de levantarnos y respirar. Pero cada día en el que iba al colegio por aquel lejano 2014,  subir las escaleras era como encarcelarme por voluntad propia. Porque no hay nada que pueda rompernos más el corazón que no poder avanzar, pero tener que avanzar, y no poder hablarlo. Nunca me animé a contarle a mis padres lo que me hacían, porque lo he visto en los ojos de mi madre millones de veces: la impotencia de no poder estar ahí para defenderme. Y se me deshace el corazón cada vez que me encuentro con esa mirada. He estado ahí, indefensa, incapaz. Me han visto y me han señalado inútil, insulsa y  fea. Todas las cosas que me han dicho me han dejado huella. Y si hay una verdad en este mundo, es creerse todo lo malo que dicen de nosotros y tomarlo como propio.

Hoy no es mejor, no es peor. Sino... diferente. Hoy puedo levantarme del aula cuando quiera, y respirar todo el aire del mundo. El problema es que el aire no me alcanza. Y, a diferencia de aquel quinto año tan del olvido, la gente que me rodea en ese lugar es de la más preciada y buena que he conocido. A veces odio bastante haber caído en este pozo. Porque los miro a los ojos y se me desarma todo cuando pienso en que quedan 4 meses. A veces pienso con quién voy a hacer mis trabajos, con quién vamos a reirnos durante clase. Con quien voy a sentarme a hablar. Y, si bien estar tan rodeada era algo que ya me había gastado todas las energías, en aquello que no dejo de pensar es en estar bien rodeada. Porque no sé si en algún momento de mi vida tendré la oportunidad de mirar otros ojos con tanto cariño. Y me duele.Porque entro todos los días a ese lugar y me aburre, me entristece, me angustia. Ese lugar ya no es mio. Pero a toda esa gente... la tengo tan impregnada en el corazón que no puedo parar de pensar. 

Todos los días me subo a un micro sin saber cuál es mi destino o, mejor dicho, sabiendo que el lugar al que estoy yendo no es al lugar al que quiero ir. El sentido de pertenencia es de las cosas más importantes a la hora de prepararnos en una materia, y la ausencia del mismo es algo que nos aleja, nos desencuentra, nos despersonaliza. Desconozco a la mujer que todos los días cursa por mi. Porque me han confundido bastante. Y porque me han hecho creerme una guerrera. Pero no tengo ganas de pelear ninguna batalla. Lo único que quiero, es una certeza de que algún día mi destino sea el lugar al que quiero ir. Lo que más quiero, y  mas anhelo, es que nadie se caiga en este pozo sin fin. ¿Saben por qué? porque te detenes en el tiempo indeterminadamente, mientras las horas del reloj avanzan. Mientras tenes entregas, deberes y responsabilidades de todo tipo. La vida diaria, cuando no es la que queremos, nos asfixia bastante. Y yo estoy comenzando a quedarme sin aire. 

Me entristece que solo seamos libres dentro de un margen de conveniencia, dentro de nuestras posibilidades. Estoy harta de lxs que se sienten dignos por ser explotados 10 horas diarias en un trabajo. Estoy harta de la clase media que te hace creer que solo sos alguien con un título en la mano. Nos confundieron bastante, y me rompe el corazón que muchos de nosotros nos frustremos, o peor: lleguemos a creer que no somos más que un mero fracaso

Ya no estoy presa cuatro horas y media en un aula. Ahora estoy en libertad, ahora salgo a caminar por los pasillos. Es solo que la vida, momentáneamente, me encerró en una jaula diferente. Soy libre de seguir aprendiendo, soy libre de ver todas las series que quiera. Puedo vestirme como se me antoje y puedo peinarme a mi modo. Sucede que lo único que realmente quiero, es adelantar el tiempo. Exactamente lo único que nunca se encontrará a mi alcance. 


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