Fake Happy
Escribo por dos cosas: la primera, es que este lugar solía ser el desembarco de todo mi orgullo; la segunda, porque estoy por llorar mientras escucho Paramore.
¿Sabés hace cuanto no lloraba con Paramore?
Estoy triste, por varias cosas. Una de ellas es que extraño. Es que hay personas que se fueron de mi vida muy recientemente, por decisión propia. Y me duele un poco el pecho. Cada vez que lo pienso me duele el alma, la cabeza. Me duelen los recuerdos. Estoy triste porque me pongo a llorar en todos lados, porque la ansiedad me está matando lentamente. ¿Con quién salgo a caminar ahora? ¿De qué chistes me río? Todas esas preguntas, que son miles más que dos, me ahogan día a día. Varias veces he hablado en este lugar de lo difícil que es ver a personas que creíste imprescindibles, seguir adelante sin vos como si nada. Para mi lo que duele no es el orgullo, sino los recuerdos. Los recuerdos y las cosas por venir. Los recuerdos y las cosas que están pasando. Eu, están pasando cosas con él, y no te estás enterando. Y tampoco quiero contarte.
Y eso es lo que me duele.
Estoy súper, súper triste porque extraño horrores a personas que dejaron de ser todo lo que yo quise. Personas que de un día para otro, cambiaron. Personas que de repente empezaron a destilar cosas horribles en mi contra mientras yo, al día de hoy, me sigo preguntando qué carajo hice.
Y si, Luz tiene razón. Yo tampoco quiero tener a mi alrededor gente que reacciona con actitudes que nosotras tuvimos a los 13. Porque si, somos dos boludas grandes pero sobre todo no boludas y bastante grandes para caer tan bajo. Eso me duele, cayeron bajo. Y daban para más. Si son personas maravillosas, ¿cómo no iban a dar para más?
Pero eligieron otro camino. Y está bien. Está perfecto que una persona se aleje de vos porque ya dejó de quererte, porque eligió cambiar o porque ya no es lo mismo... Pero ¿viste que cuando estás del otro lado duele? Bueno.
Me duele.
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