Inside Out














Todos los seres humanos tenemos principios, creencias, convicciones, sueños y demás. Tenemos una base de todos ellos, y de acuerdo a lo que vivimos en nuestra vida los cambiamos, los mejoramos, los empeoramos o conocemos otros nuevos. Sucede lo siguiente: existen cimientos más firmes que otros. Algunos se mantienen firmes, pero otros se caen con solo rozarlos. Ahí está la falla: si se cayeron tan facilmente será porque son nuevos, o porque eran lo suficientemente endebles para derrumbarse en cuestión de segundos.

Existen personas más firmes que otras. Personas más felices, más conformes con si mismas, con lo que las rodea y lo que son. Pero existen otras... que no. Otras que sienten inseguridades, que no saben exactamente que piensan, o que ven el mundo con los ojos de otros. Personas que constantemente juegan a salir segundos. ¿Las conoces? porque yo si.

Ayer pensaba en la realización personal. Digo, uno se pone metas y si pone la suficiente voluntad junto con el empeño, el destino y las oportunidades, por lo general logra cumplirlas. Yo creo fervientemente que es así. Y era hasta hace unos días que creía que una vez que logramos cumplir todo aquello que nos proponemos, se van los rencores, se aleja el pasado. Todo esta bien.

Pero parece que estaba equivocada.

O que la realización no era tan real como aparentaba ser.


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