A song for you.
(Una canción para vos)
En cierto punto de mi corta vida me cansé de hablar de esto. Existe un proceso, el cual se divide en etapas. Hay una de esas etapas que es la parte en la que vos sos una estúpida que no hace más que querer llamar su atención. Otra de ellas se basa en la idea de crear y/o construir un futuro en tu mente con esta persona. Después está esa en la que escuchas canciones del estilo Speak Now de Taylor Swift mientras sonreís sin darte cuenta, contraria a la que escuchas The Only Exception de Paramore mientras tu cara refleja el dolor que sentís. Inspirada en ello quería escribir sobre este tema de la manera en que ya lo estoy haciendo. El hecho es que todo cambio porque sucedió algo.
Imaginate estar en Villa Carlos Paz caminando en calle de tierra yendo a comprar un lomito. De repente se te viene la cara de esa persona y de repente te pones a llorar. No puedo escribir de manera dramática, filosófica o barata habiendo vivido eso. Una situación tan ridícula, tan bizarra... No saben que vacío que siente el cuerpo. La bronca... El hijo de puta debe estar... mmm dejame pensar... viviendo, respirando en, no sé, su cama, mirando al techo o como sea, mientras yo estoy caminando en la tierra en las afueras de Carlos Paz llorando porque su cara, ni siquiera una situación determinada (que si las hay), su cara se me viene a la mente. ¿No es eso patético? ¿No es ridículo? ¿No es triste? Porque decime que a él alguna vez le paso lo mismo y te regalo lo que quieras. Porque siempre me dio la espalda. Siempre nadó adelante, en la suya, sin mirar atrás. Entonces duele, duele la indiferencia. La indiferencia es lo que más duele, es como una herida abierta, expuesta. A veces la olvido, a veces la pienso, pero cuando pasa el viento y la roza, te diría que del uno al diez, duele un 8. ¿Por qué un ocho? Porque todavía me rescato un poco.
La cuestión es que el otro día me acordé de algo y también me puse a llorar. Cómo me duele. Duele mucho, y me angustia. Creo que nunca sentí tanta angustia por los sentimientos hacia alguien. Duele y me avergüenza un poco, porque si esa persona un día lee todo esto me exilio a Marte y no nos vimos más. Me lo imagino y me quiero esconder y llorar tranquila y pensar en algo lindo. Pero ¿Qué es lo lindo en esto? y claro... la persona que lo provoca. Te duele, te lastima, y cuando lloras por las heridas queres que él te abrace, te diga que es un pelotudo y que va a estar todo bien. Soy así, necesito eso. Y cuando trabajo en la idea de que nunca va a pasar se me nubla todo. Se vuelve gris. Y quien me conoce sabe que o hay Sol o hay lluvia. El día nublado es una especie de abominación para mi. Es un espejo. Los días nublados son para sentirnos tristes, melancólicos. Estan en el medio. Entonces darme cuenta de que nunca va a pasar hace que viva en días nublados. La cantidad de sol que pueda haber no va a iluminar mi historia con él (porque acá no hay nada nuestro) y la cantidad de lluvia que exista solo va a servir para escuchar canciones tristes. Me enamoré de la idea de muchas cosas. Lo idealicé a él, y me enamoré de eso, porque a él realmente no lo conozco. Es una especie de locura. Es un lío importante. Acá no existe nuestra historia. Acá solo existen mis lamentos.
Lo que duele es lo que digo, sentir tanto pero tanto por alguien que sabes que no siente lo mismo. Cuando estás hasta las manos, cuando estás así desde hace casi 2 años... se te caen las lágrimas de pensarlo. Pasa que hay gente que no entiende esto porque nunca le toco estar detrás de alguien, nunca. O en su defecto, lo entienden tanto y con tanto dolor que lo niegan. Qué exagerada que sos. Si, claro. Bien que pasaste por ahí y ahora que la vida te pinta otro panorama me tratas de exagerada. Dale, gracias y besos.
Me acordé de un día en que estábamos jugando carreras, y del otro lado él esperaba su turno, entonces corrí con tanta fuerza que cuando llegue me tiré casi encima de él sin intención y me agarró fuerte para que no me caiga. Me acordé de eso y no puedo explicar el esfuerzo que tuve que hacer para tratar de bloquear la mente y pensar en otra cosa. Porque me hacía mal acordarme de ese día. Me hace mal ahora. Ese día para mi fue tan lindo... y yo creo que ese día la historia fue nuestra. Resulta que mientras escribo tengo a cinco personas en la misma sala y no me puedo poner a llorar pero quiero hacerlo. Quiero hacerlo mucho, o por lo menos un poco. Pero me llama la atención lo que ciertas situaciones que vivís con personas importantes pueden hacerte sentir tanto al punto de querer llorar, de tener bronca, de sentirte vacía. Yo creo en el amor como lo más importante de este planeta. El amor por tus mamás, tus papás, tu mamá y tu papá, tu hermano/a, mejor amigo, etc. Pero el tipo de amor que sentís por alguien de esa manera, ese si que es blanco y negro. O te mata o te vuelve una enamoradiza fanática. Y lo peor es que en el proceso pasas por todos los estados. A mi esta cosa, esta historia... me dejó muchas marcas. En Año Nuevo dije "me olvidé", y fui feliz, y no sentí ausencia. Y después fui a una fiesta y me dijo uno que yo se "Acá puede estar ****", y ahí volvió todo. Volví al negro. Entonces acá me tienen, echándole la culpa a quien no la tiene de lo que volví a sentir. Si nunca me olvidé de él, no me puedo olvidar.
Y todavía no lo volví a ver desde aquel día en Diciembre. Todavía no sé cómo está, no sé si respira bien, si se siente feliz. Nunca lo supe pero una tiene esas cosas, esos detalles. Cuántas veces que él pasó rozándome el brazo, haciéndome sentir que la historia era nuestra. Cuántas veces se acercó demasiado, era esa cosa que decía de sobreentendernos. Quizá el pobre pibe me rozó el brazo porque no le quedó otra, o me miró así porque le salió hacerlo de esa manera. El tema, el odio y bronca y muerte de amor viene cuando decís... ¿Y si no fue sin querer? Y ahí te rozó el brazo porque quería que su nombre se venga hacia tu mente por unos minutos, o cuando te saludó te puso la mano en la cintura a propósito; quizá no te agarró porque te ibas a caer, y no te miró así de casualidad.
Y el día en que creí que se podía ir del odio al amor de un solo paso fue gracias a el, porque yo no lo quería, lo detestaba. Y realmente no quiero volver a esa parte, pero tampoco quiero tener que estar sintiendo esto. Es horrible, es hermoso y horrible. Te gustaría que sienta lo mismo que vos, que te quiera tanto hasta el punto de llorar por vos, te gustaría sentirte feliz a su lado, que haya algo, creer en eso. Pero no, de repente se vuelven hacia vos un montón de factores como el autoestima, el sentirse feo, o demás. No quiero caer en eso. Pero no sé luchar por la persona que quiero. Me acuerdo que me sentaba con él y no le hablaba para no molestarlo, le tenía un respeto impresionante. Entonces quedaba como una aburrida, pero no lo era. Si el me hubiese conocido hubiese sido todo tan diferente... no digo de estar conmigo, sino... de estar en una calle de tierra en la otra punta del país y de repente cruzarse con mi nombre.
En cierto punto de mi corta vida me cansé de hablar de esto. Existe un proceso, el cual se divide en etapas. Hay una de esas etapas que es la parte en la que vos sos una estúpida que no hace más que querer llamar su atención. Otra de ellas se basa en la idea de crear y/o construir un futuro en tu mente con esta persona. Después está esa en la que escuchas canciones del estilo Speak Now de Taylor Swift mientras sonreís sin darte cuenta, contraria a la que escuchas The Only Exception de Paramore mientras tu cara refleja el dolor que sentís. Inspirada en ello quería escribir sobre este tema de la manera en que ya lo estoy haciendo. El hecho es que todo cambio porque sucedió algo.
Imaginate estar en Villa Carlos Paz caminando en calle de tierra yendo a comprar un lomito. De repente se te viene la cara de esa persona y de repente te pones a llorar. No puedo escribir de manera dramática, filosófica o barata habiendo vivido eso. Una situación tan ridícula, tan bizarra... No saben que vacío que siente el cuerpo. La bronca... El hijo de puta debe estar... mmm dejame pensar... viviendo, respirando en, no sé, su cama, mirando al techo o como sea, mientras yo estoy caminando en la tierra en las afueras de Carlos Paz llorando porque su cara, ni siquiera una situación determinada (que si las hay), su cara se me viene a la mente. ¿No es eso patético? ¿No es ridículo? ¿No es triste? Porque decime que a él alguna vez le paso lo mismo y te regalo lo que quieras. Porque siempre me dio la espalda. Siempre nadó adelante, en la suya, sin mirar atrás. Entonces duele, duele la indiferencia. La indiferencia es lo que más duele, es como una herida abierta, expuesta. A veces la olvido, a veces la pienso, pero cuando pasa el viento y la roza, te diría que del uno al diez, duele un 8. ¿Por qué un ocho? Porque todavía me rescato un poco.
Lo que duele es lo que digo, sentir tanto pero tanto por alguien que sabes que no siente lo mismo. Cuando estás hasta las manos, cuando estás así desde hace casi 2 años... se te caen las lágrimas de pensarlo. Pasa que hay gente que no entiende esto porque nunca le toco estar detrás de alguien, nunca. O en su defecto, lo entienden tanto y con tanto dolor que lo niegan. Qué exagerada que sos. Si, claro. Bien que pasaste por ahí y ahora que la vida te pinta otro panorama me tratas de exagerada. Dale, gracias y besos.
Me acordé de un día en que estábamos jugando carreras, y del otro lado él esperaba su turno, entonces corrí con tanta fuerza que cuando llegue me tiré casi encima de él sin intención y me agarró fuerte para que no me caiga. Me acordé de eso y no puedo explicar el esfuerzo que tuve que hacer para tratar de bloquear la mente y pensar en otra cosa. Porque me hacía mal acordarme de ese día. Me hace mal ahora. Ese día para mi fue tan lindo... y yo creo que ese día la historia fue nuestra. Resulta que mientras escribo tengo a cinco personas en la misma sala y no me puedo poner a llorar pero quiero hacerlo. Quiero hacerlo mucho, o por lo menos un poco. Pero me llama la atención lo que ciertas situaciones que vivís con personas importantes pueden hacerte sentir tanto al punto de querer llorar, de tener bronca, de sentirte vacía. Yo creo en el amor como lo más importante de este planeta. El amor por tus mamás, tus papás, tu mamá y tu papá, tu hermano/a, mejor amigo, etc. Pero el tipo de amor que sentís por alguien de esa manera, ese si que es blanco y negro. O te mata o te vuelve una enamoradiza fanática. Y lo peor es que en el proceso pasas por todos los estados. A mi esta cosa, esta historia... me dejó muchas marcas. En Año Nuevo dije "me olvidé", y fui feliz, y no sentí ausencia. Y después fui a una fiesta y me dijo uno que yo se "Acá puede estar ****", y ahí volvió todo. Volví al negro. Entonces acá me tienen, echándole la culpa a quien no la tiene de lo que volví a sentir. Si nunca me olvidé de él, no me puedo olvidar.
Y todavía no lo volví a ver desde aquel día en Diciembre. Todavía no sé cómo está, no sé si respira bien, si se siente feliz. Nunca lo supe pero una tiene esas cosas, esos detalles. Cuántas veces que él pasó rozándome el brazo, haciéndome sentir que la historia era nuestra. Cuántas veces se acercó demasiado, era esa cosa que decía de sobreentendernos. Quizá el pobre pibe me rozó el brazo porque no le quedó otra, o me miró así porque le salió hacerlo de esa manera. El tema, el odio y bronca y muerte de amor viene cuando decís... ¿Y si no fue sin querer? Y ahí te rozó el brazo porque quería que su nombre se venga hacia tu mente por unos minutos, o cuando te saludó te puso la mano en la cintura a propósito; quizá no te agarró porque te ibas a caer, y no te miró así de casualidad.
Y el día en que creí que se podía ir del odio al amor de un solo paso fue gracias a el, porque yo no lo quería, lo detestaba. Y realmente no quiero volver a esa parte, pero tampoco quiero tener que estar sintiendo esto. Es horrible, es hermoso y horrible. Te gustaría que sienta lo mismo que vos, que te quiera tanto hasta el punto de llorar por vos, te gustaría sentirte feliz a su lado, que haya algo, creer en eso. Pero no, de repente se vuelven hacia vos un montón de factores como el autoestima, el sentirse feo, o demás. No quiero caer en eso. Pero no sé luchar por la persona que quiero. Me acuerdo que me sentaba con él y no le hablaba para no molestarlo, le tenía un respeto impresionante. Entonces quedaba como una aburrida, pero no lo era. Si el me hubiese conocido hubiese sido todo tan diferente... no digo de estar conmigo, sino... de estar en una calle de tierra en la otra punta del país y de repente cruzarse con mi nombre.
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