I Choose to be Happy
A lo largo de mis llamadas épocas de tristeza y esa especie de masoquismo, he visto a miles de personas viviendo. No se como explicarlo. Veía a la gente siendo feliz, gente riendo con sus amigos, saliendo a vivir, respirando aire fresco. Un día, algo empezó a cambiar. Un día, empecé a verlo a el con otros ojos. Empecé a sentir cosas que no sentía hace rato. Cosas fuertes. Empecé a escuchar Paramore. Empecé a bajarme del micro 2 paradas antes para caminar por la plaza, empecé a ver el mundo de otra forma. Empecé a luchar (un poquito, tampoco tanto como debería) por las cosas que quiero. Empecé a ser de otra forma. Era eso que explicaba el otro día: sentarse a esperar que el semáforo cambie de color para poder cruzar la calle, y usas esos 10 segundos para pensar en la vida.
El otro día fui a caminar a la plaza, sola. Me tiré en el pasto y me puse a escuchar música. Estaba sola, absolutamente sola. El parque estaba silencioso, solitario. El día estaba soleado. Había paz. Yo una vez expliqué que mi lugar en el mundo, era mi lugar en el mundo porque había paz, eso que no encontraba en ningún lado. La cuestión es que en este parque también había paz. Estaba tranquila. Es como que ese parque se convirtió en otra alternativa. El año pasado fue toda una revolución para mi, si algo explicaba era que a la salida del colegio siempre me iba a la librería porque necesitaba tranquilidad. Necesitaba salir de toda la mierda diaria.
Este año es distinto. Este año esta siendo hermoso en todos los sentidos. Yo hablé muchas veces de que cuando te gusta alguien el sol deja de ser simplemente el sol y pasa a ser El Sol, con mayúsculas y en negrita. El Señor Sol. Si, el amor es una mierda y todo lo que quieran pero eso de El Señor Sol es divino. El Señor Sol, la Señora Tarea, El Señor Colegio y la Señora Vida. Quizá debería ser así siempre. No lo sé. Pero ahora estoy feliz, ahora más que nunca. Este año es el último de la secundaria, y cada día es especial. Cada día es único. Cada día pasa rápido pero te deja con ganas de más. Estoy feliz.
El otro día le decía a mi amiga Lulu: "Lo quiero. Lo miro y lo quiero." No sé de donde, pero cada vez más se genera en mi una fuerza terrible de voluntad para ir y decirle "Hola." Simplemente eso, nada más. Es querer y querer. Querer de cariño y querer de posesión. Creo que eso también es medio insano pero tengo que asumirlo. Lo quiero y lo quiero, y no me importa nada.
Y otra vez me encuentro yendo al parque. Paramore a todo volumen y los sentimientos a flor de piel, con la esperanza de encontrarlo. Con las ganas de verlo. Con la voluntad de hablarle. Con las ganas de conseguir algo que se que me va a hacer más feliz aún. (Y más de lo que ya estoy, cosa que es casi imposible).
Comentarios
Publicar un comentario