Ojalá leas esto. Ojalá entiendas esto.

¿Cuántas veces me habré hundido hoy? Quizá 250. La historia termina en un cuaderno. Un cuaderno que compré hace tan solo tres meses. Con el acompañé una lapicera. Y de un día para otro, simplemente, comencé a escribir en lápiz y papel, como quién diría. Comenzó con descargos, o reflejos de cómo era el día, con un toque de agenda en donde todas las reuniones entrantes eran escritas con tipografías especiales y dibujos y estrellas. Luego, la vida y mi estupidez me fueron llevando por distintos traspiés en mis relaciones, por lo que todas las notas dejaban destellos de soledad. Todo llevó al día de hoy, en el que el destello fue real... y cayó de mis ojos

Después de una larga charla conmigo misma y un largo viaje en el tiempo, apagué la luz, salí y volví al mundo. Entonces fue cuando mi masoquismo se apropió de mi y me hizo releer todas esas notas viejas. Leí, leí y leí y todo era juntadas, sentimientos atrofiados y un par de canciones volando. Pero entonces, llegué a una anotación que hice el 10 de Enero, de una filosofía de vida que dijo una mujer con todas las letras la cual otra de esas mujeres con todas las letras le había dicho. La leí, la releí, y otra vez... un destello. Pero fue por dentro. Y fue de felicidad.





Take your broken heart, make it into art





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