The End (Parte I)

Creo que en el año tuve muchas semanas difíciles. Podría arrancar diciendo que esta fue la peor de todas, pero el ser humano siempre tiene la costumbre de creer que la última vez fue peor que las anteriores. Supongo que tendrá que ver con que las cosas más recientes están mucho más frescas en nuestra mente que las cosas del pasado. Así que me voy a dar el lujo de actuar como tal, y decirlo: esta fue la peor semana de todas.

El miedo me invade. Esa fobia que no quiero asumir, también. Hoy se me cayó una lágrima cuando rogué que mis amigos no fueran como yo soy con ellos, una mierda. Y con eso entendí todo. 

Le tengo miedo a la muerte, al dolor. Le tengo miedo a los accidentes. Le tengo miedo al futuro, al paso del tiempo. Le tengo miedo a las enfermedades, al qué dirán, a la repercusión. Le tengo miedo a las miradas ajenas, miradas de todo tipo. Uno de mis miedos radica en la reacción de las personas. Le tengo miedo a la distancia, a la lejanía, a la indiferencia. A las relaciones. A que aquello que me hizo mal suceda otra vez. Le tengo miedo a casi todo: a las arañas, a las serpientes, a todo tipo de insecto, a todo tipo de sufrimiento, a los ataques, a las lágrimas... a todo, absolutamente todo. Pero... si hay un miedo mucho más fuerte que todos, es el causante.

Me tengo miedo a mi misma.




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