Siempre te voy a querer.
Construí un mundo dentro de mi cabeza. No sé como empezar a escribir esto haciendo de cuenta que no siento nada, que no se me caen las lágrimas mientras pienso y no sé hacia donde ir. Es fácil creer que podemos olvidar. Es fácil creer que hay otros iguales o que en el mundo hay millones de personas que son así, que flotan mientras caminan, que son como abrazar la gloria, como acostarse sobre el mar. Pero no te conozco tanto y no se si te quiero regalar todas esas frases, aunque lo haya hecho antes.
Me dicen que hable, que grite. Me dicen que no vuelque todo pero que hable. Hablar.
¿Qué es hablar?
Pero no hago más que gritar en silencio. Y el silencio solo sirve para hacerte sentir mal anímicamente, así como odiarte al ver tu reflejo en donde sea, además de creer que sos una mierda cuando lo único malo que hiciste fue no hablar.
Son como personas increíbles por la manera en la que hablan o la que piensan, pero a la vez son difíciles porque al ser tan únicas no sabes como tratarlas. Él conmigo era difícil, pero también lo era con todos. Era raro, no raro mal, sino raro y punto. Las personas como él son personas solitarias, piensan mucho y están en su mundo constantemente. No se dejan llevar por lo que haría cualquiera, y todo lo que ellos hacen tiene su marca, es decir, ellos hacen algo y dejan una parte suya dentro. Vale decir que es una parte que está cerrada bajo siete llaves, pero está ahí, fin. Es bien propio. Eso quizá los aleja de los demás y a la vez ellos se alejan de los demás. Igual a él... a él lo quiere todo el mundo, nadie tiene algo malo para decir sobre su persona. Y ese tipo de gente, es la gente que si te dice que te quiere te lo dice más sentido y más en serio que nada. Lo loco es que ellos no se encariñan con las cosas. Nunca los vas a ver hablando de superar algo, no va a salir de su boca un "No supero el secundario" o "No sabés como extraño el viaje de egresados." Porque simplemente son parte de algo, pero cuando tienen que dejarlo ir, lo hacen. Es como si estuvieran preparados para ello. Eso nos da la impresión de que no sienten, de que nada les duele ni los quebranta, pero por dentro... sienten más que nadie en el mundo.
"Somos de quien nos rompe pero le pertenecemos a quien nos repara."
No me rompiste, pero me hiciste pedazos. Y a la vez me hiciste florecer, sentir, flotar y reír como idiota. Sacaste lo peor de mi, en un sentido un tanto extraño: porque si no me conoces, es porque cada vez que tuvimos la oportunidad de hablar mi mente se ponía en blanco, mis piernas se aflojaban y las mariposas volaban por todo mi cuerpo, por ende cada vez que decía algo terminaba escupiéndolo, ¿Comprendes? La soledad me desespero, y el silencio de a poco se robó mis pensamientos, apoderándose de mi para dejarme frustrada frente a todo: un espejo, un reflejo, una persona... vos.
Habían días en los que me hacías bailar como ninguna y habían otros en los que lloraba por dentro y por fuera. Habían días en los que tocabas mi punto débil y me hacías sonrojar, y habían otros en los que soplabas la herida abierta, haciéndome doler a niveles insospechados. Y todavía existen de esos días. Todavía me haces sentir. Me haces mal/bien/mal/más o menos. A veces me duele un poco por dentro algo y otras veces me duele el pecho fuerte, y las pulsaciones suben y bajan como una montaña rusa. Vos sabes, que en uno de mis viajes de egresada me tire a un túnel que tenía 30 metros de altura y era completamente oscuro, por ende mientras caía me movía para todos lados y eso me tomaba desprevenida. Bueno, después de ese viaje volví a vivir esa sensación miles de veces, porque no se cuantas oportunidades existieron en las que vos me empujaste por ese túnel: algunas queriendo, otras sin querer, otras sin darte cuenta. Pero por dentro se sintió igual, caer y caer durante metros en plena oscuridad, yendo de un lado hacia otro por un camino tan desconocido como cotidiano, hasta ver la luz... en donde siempre estaban mis amigos. Ahí, esperándome, para amortiguar la caída.
"Los humanos son divertidos… Ellos quieren estar con la persona que aman pero rehúsan de admitirlo abiertamente. Algunos tienen miedo de mostrar la más mínima señal de afecto por miedo. Miedo que sus sentimientos no sean reconocidos, o peor aún, regresados. Pero algo de los seres humanos que me intriga más es su consciente esfuerzo de estar conectado con el objeto de su afección, incluso si eso los mata lentamente." Sigmund Freud
"Los humanos son divertidos… Ellos quieren estar con la persona que aman pero rehúsan de admitirlo abiertamente. Algunos tienen miedo de mostrar la más mínima señal de afecto por miedo. Miedo que sus sentimientos no sean reconocidos, o peor aún, regresados. Pero algo de los seres humanos que me intriga más es su consciente esfuerzo de estar conectado con el objeto de su afección, incluso si eso los mata lentamente." Sigmund Freud
Si. Miedo. Me han dicho millones de veces que vos tenías miedo, pero si algo se es que yo lo tuve siempre. Siempre. Estoy escribiendo desde las ruinas, para un hombre que está demasiado lejos como para hundirse conmigo. Y estas lejos, cada vez más. ¿Sabes cuando estás más lejos? Cuando te tengo al lado, porque eso me hace darme cuenta de lo lejos que estamos el uno del otro. Hace días que vengo escribiendo esto y los sentimientos no cambiaron, las ideas tampoco. Eso que está acá en el pecho... no sale. Está ahí. Y el miedo al rechazo es tan grande, tan inmenso, que incluso si supiera que vos también me queres no haría nada (y hasta ahora creo eso porque no me conozco lo suficiente). Pero lo único certero es que cuando vos me quisiste un 5% de ese 90% que yo sentía por vos, dejé pasar la oportunidad por miedo a hacer las cosas mal. Y el otro día uno de los chicos me dijo: "Ah, pero lo tuyo es amor amor". Si, lo dijo dos veces. Y si, creo que ese chico tenía razón.
Y quizás tu nombre se pase por mi mente cada vez que twitteo, o cada vez que voy a verte, o cada vez que recordas las épocas de secundario... Pero tu nombre... Tu nombre está sobre mi nombre constantemente. Y cada vez que me pasa algo quiero contartelo, y cada vez que escribo es solo para que lo leas. Cada vez que grito en silencio quiero que seas el único que escuche. Cada vez que como algo quiero convidarte y si eso no te conquista no sé que carajo puede hacerlo. Y me he hartado de decir que no sé que más hacer cuando nunca hice nada. Nunca di lo mejor de mi y vos nunca llegaste a conocerme. Supiste que a mi me pasaba algo y en un periodo de muchos meces habrás hecho 1, 2 cosas para demostrar ese 5% del que hablé antes. Nunca paso nada, nada de nada de nada. Y no escuchas, te grito y no escuchas. Y no te quiero asustar yo pero cada día tengo más ganas de que alguien lo haga y te despierte o te abra los oídos para que sepas que todavía no renuncie a vos no porque no quiero, sino porque no puedo. No te puedo soltar, no te puedo dejar ir. No puedo hacerlo. Es verte o escucharte o sentir ese sentimiento a flor de piel y reír hasta llorar, no de risa, de tristeza. Porque había dejado de llorar todos los días pero creo que volví a hacerlo. Volví a tener 5 años, con la diferencia de que ahora tengo 18 y soy una boluda enamorada.
Hay una parte que dice que si y otra que dice que no. La del si, cree que todavía existe una posibilidad de que algo entre nosotros suceda, pero la del no es la parte más cruda... más real. La del no predomina en todas las paredes y en todos los lugares, además de todos los caminos que conducen a mi cerebro. Pero la del si, la del si predomina adentro mio. En el pecho. En ese lugar en el que se conectan el corazón y la risa.
Abrazar la gloria, acostarse sobre el mar...
Y la verdad que los brazos no los bajo pero tampoco agarro los remos. No hago nada, pero por dentro siento una guerra entre todos los sentimientos que hay dentro mio. Siento una revolución, siento mucho. Siento, algo así como... un poco de amor.
Ojalá mi mente pueda dejar de volverse loca cuando te veo. Ojalá que el cuerpo no me tiemble. Ojalá que algún día no seas lágrimas y seas otra cosa, no sé que, simplemente... otra cosa. Ojalá no me duelas tanto, porque no hay pastillas ni hay calmantes ni existe una terapia de amor intensiva. Es esto. Es pararse y dar pelea. Pelea por vos, por mi. Pero sobre todo por mi, porque necesito reconstruirme, necesito saber que puedo hacer algo, necesito volver a sentirme completa y dejar de intentar que vos lo hagas. Pero para eso, para eso necesito que dejes de doler tanto.
"Entonces, el hombre tomó la pistola y la dirigió a su estómago, apuntó, tomo su último respiro, cerró los ojos y disparó. Y con su débil voz, dijo, "Ojalá las mariposas hayan muerto."
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