Teoría y Práctica de la ausencia
Tu pregunta tiene una respuesta: yo estuve y vos no estuviste.
No estuviste y le preguntás a todos menos a mi,
sabés la respuesta.
No estuviste y todos saben por qué,
vos no.
No estuviste y todos saben y nadie te quiere decir la verdad,
está bien: es mía.
No estuviste y querés saber por qué me fui, raro.
Te quedaste mirando desde la puerta.
No estuviste y es gracioso que quieras estar en otros lugares.
No estuviste porque no tengo plata para comprarte alcohol
ni una casa para vomitar
chocolates para comer
un sillón para dormir.
No estuviste y querés ir a otros lugares.
Y lo dicen todas.
No estuviste y es tragicómico que te hayas comido mi chocolate.
No estuviste y es gracioso que no sea lo único mío que querías comer.
No estuviste y le preguntás por qué.
Imagino que cuando lo besaste no tenías la misma duda.
No estuviste y somos 7.
Y todas pensamos lo mismo.
No estuviste y buscás las respuestas de mi ausencia en lugares en donde sólo hay más preguntas.
Nunca llegas a la página que tiene todas las respuestas.
No estuviste nunca, en general. Hoy te abrazan, pero ninguno habló maravillas de vos.
Yo tampoco.
Por eso me fui.
No estuviste y todos creen que vivís insinuándote:
no se van. Los hombres son, ante todo, en el fondo, muy pajeros.
No estuviste y sos, ante todo, en el frente, muy curiosa de lo ajeno.
Desde los 16.
No estuviste, te comiste mi chocolate, te sentaste en mi sillón, y te enamoraste de lo prohibido. Habiendo tantos hombres en el mundo, encontraste placer en los brazos que alguna vez fueron míos -ojo, de prestado: los míos míos te abrazaron mientras llorabas, y llamaron a tus amigos, y te acompañaron hasta tu casa-. No estuviste ni estás, y todos hablan mal de vos, y te conformas con poco, y podrías tener más y mejor. Pero no buscas, sólo mirás a tu alrededor. Curiosas decisiones elegis tomar: todas te llevan al camino de la traición. Un día me miré al espejo y fui honesta conmigo: para qué ser tu amiga si nunca terminaste de caerme bien. No estuviste, los otros tampoco: todos se quedaron con él, esta bien. Pero yo también decidí: esta vez la no-invitación no me va a tomar desprevenida. No voy a volver a atravesar el mismo dolor, ni el mismo llanto, ni la misma angustia, ni la misma pulsión de muerte. No voy a volver a no confiar en el mundo. Hay más y mejor: nunca igual a lo nuestro. Esta bien. Esta bien. Te quise, te quiero y te querré; vos también: no quiero que me quieran así.
No estuviste, mandaste tres mensajes de mierda y te fuiste. Alguna vez hubo una Agustina que se supo conformar con tres mensajes de mierda, hasta que un día le dieron un abrazo sincero, y le dijeron que nunca iba a estar sóla, y le halagaron la ropa y el pelo, y le pidieron videos de su banda favorita. Hay más y mejor, nunca igual, y eso está bien.
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